Una punzada en una ligera cuerda, delgada de espesor,
envolvente en su sonido. Quien fuera digno de alguna vez hablar contigo,
tocando aquellos espacios vacios y llenar aquella caja con vuestros sonidos. Míranos
ahora, años, décadas, siglos, milenios, millares y días sin decir un hola, pero
con mil afectos. Ha pasado un año, un año sin darme cuenta de que fueron como
millares y días, que fueron lo que alguna vez soñé realizar, pero que aún no
están conclusos. Como no nos dimos cuenta de aquellas risas, de aquellas
lágrimas, de aquellas cosas, sin saber que jamás volveremos a tenerlo tan
terrenalmente. Cuando fue la última vez que hablamos para luego quizás, no
poder hablar más, siendo el único lugar los recuerdo fecundos en un cerebro
llamado rojo y en un corazón llamado plomo, cuando no volvimos a respirar
juntos impávidos, cuándo nos mataron esto. Mirar hacia atrás y poder decir ´´gracias
por todo a todos``, decir ´´los quiero aun que ustedes no lo quieran``, decir ´´aun
que no te guste, si te quiero me preocuparé``. Donde nos empezó todo, lo hiso
acabar y transformar, una metamorfosis que nadie quería, o que quizás solo él
quería. Quienes quieran y crean vivirán, quienes y crean morir morirán. Termino
la punzada en aquella ligera cuerda, y saco mis dedos de ese vacío espacio
entre puente y puente y lleno tu vida con mi vida, y mi vida con todo lo que
vuestra mente y corazón quiere y no desea.
Otra cuerda para punzar, otra historia que completa nuestra partitura, aquella que siempre quedará inconclusa.
Otra cuerda para punzar, otra historia que completa nuestra partitura, aquella que siempre quedará inconclusa.
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