jueves, 25 de agosto de 2011

Nuestra es toda la mañana

Oh qué hacer, cuando la verdad te arrebate la indiferencia y tus peones, cunas de un sostén de emociones, donde un jaque puede destruir toda la hermosa estrategia construida entre los dos. Mírate pobre primitivo, aburrido de hablar, aburrido de contestar, que tal si te apareces disfrazado de otro animal, que el de hombre ya no concuerda contigo. No sé con quién se fue o con quién está él, no sé si murió o viajó, no sé si está aun o no. Aquel ser que corría por ti, aquel ser ahora corre por el mismo, sin saber lo que quiere, sin saber lo q estima. Temo mucho a una respuesta jamás, como relata el autor cubano, temo a perder, temo al ganar, temo al luchar, temo a quedar atrás. Pedir comprensión es poco, pedir ayuda tampoco, aceptar y acatar es lo peor, Principito, ayuda a sacar junto a Berlín la armadura oxidada de este hipócrita caballero y llévalo a la Cima, donde caerá a la sima y volverá a la tierra, donde todo era similar a antes

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