lunes, 18 de julio de 2011

Tres Dos Uno ¡Boom!

Aquel día se acostó, luego de haber disfrutado de un tibio día en su planeta, pero dentro del real frívolo. Acostado, pensado en cómo poder volver a revivir ese calor, calor que jamás volvería a ver. Recuerda aquel día en el futuro próximo, pero imagina el pasado cercano, su luto se nutre de la soledad y esta combatida de lo ocurrido antes de dormir. Despertar con una noticia ilógica en su momento, lógica de una cotidianidad, que ahora no es capaz de rescatar nada, simplemente por no querer seguir agrando vuestra herida, la herida de que día. Lloras frente a un brazo, abrazas un cuerpo que responde a la necesidad de una máquina pensante, infame e ingenua, capaz de dar todo para ganar nadad. Luego de un sueño frustrante, no sabía que era sólo el presagio de lo que pronto vendrá, una noticia, aquel mundo invadido y destruido por el agotamiento natural de cualquier situación, una situación que ayuda a crecer, pese al quiebre en el timón del barco, parchado con cinta, parchado con alcohol. Sin saber del aquel día, aquel hombre sigue su camino, con aquella cruz que alguna vez escribió, que alguna vez conoció, y que siempre llevará.

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